martes, 6 de abril de 2010

LA CIUDADELA

Llegas a Gijón, entras en una de las múltiples y atrayentes vinotecas que te encuentras siempre por sus calles, al ladín. El camarero te trae la cartina para que elijas un vino, si pides agua te traerá un vasín y al final de la velada te trae la cuentina.


Si paseas por Asturias y miras al cielo, lo ves azul... A los cinco minutos el cielo se torna gris y gotinas de chiribiri te caen sobre el rostro. En los banquitos del puerto o de los parques, ves a los oriundos sentados con el paragüas abierto como lo más normal del mundo. Al cabo de otros cinco minutos vuelve el sol a brillar y los nubarrones desaparecen..., hasta cinco minutos después que vuelve todo a empezar.


El cantábrico Eolo controla los cielos y las mareas, consigue salpicar los jardines del paseo marítimo y horas después, consigue una hermosa playa ideal para practicar el skimboard deslizándote por el agua transparente.

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