Hace 36 años que el Pirata Perico no zarpaba hacia otras tierras.
Por eso, camino del aeropuerto, se encuentra nervioso e ilusionado como un nene con zapatos nuevos. A su lado, la Mameja se remueve inquieta en el asiento. Los dos echan la vista atrás y se dan cuenta que ha pasado mucho tiempo ya, y aunque el miedo a lo desconocido les hace pensar: dónde nos hemos metido!, saben que merecen darse un capricho, por fin.
Es también una cuenta pendiente. No tienen fotos de aquel viaje de amor, sólo el fruto de aquellos besos en Mallorca, el que aquí escribe. Así que en éstas, llegamos al puerto de partida y el pirata Perico no se quita la gorra en el control de seguridad y a petición del guarda, se la quita a modo de reverencia o como pidiendo unas monedas después de una actuación callejera.
Vaya crack!
La ternura que desprenden los dos piratas rumbo a lo desconocido es bestial, y cuando la escalera mecánica me arrastra como un salmón a contracorriente mientras sus brazos se agitan despidiéndose, una lágrima de felicidad asoma al balcón de mis pestañas, jeje.
Desde este humilde rincón cibernético, vamos a narrar las visicitudes y chascarrillos del Pirata Perico y su tripulación.
Y pronto empezamos:
Llegan a puerto de destino y el comité de recepción les da la bienvenida y les proporciona la información esencial para su estancia. El Pirata Perico agarra la llave de su camarote y se larga tan feliz, mientras la Mameja se queda con todo el equipaje atónita y perpleja.
- Ehhhh, niño!!!!! -le espeta llamando su atención.
Poco después, durante el almuerzo, dan buena cuenta de las viandas y víveres que se encuentran. A la hora del postre, se levantan en su busca dejando desguarnecida la mesa. Cuando regresan con los dulces y postres correspondientes (confiteroles y demás) se encuentran la mesa ocupada. Miran a su alrededor y no hay mesa libre, así que como boya en la inmensidad del océano terminan la comida de pie en medio del comedor.
Palabra de pirata: en situaciones de combate y banquete, si avanzas al frente debes defender la retaguardia.