Esperando a que el semáforo se ponga verde en Glorieta de Pirámides, una chica menuda avanza con paso ágil y se para en medio del paso de cebra saludando con la típica pose de las gimnastas olímpicas cuando comienzan y terminan su ejercicio.
Sin quitar la sonrisa de sus labios, comienza a hacer varios ejercicios de malabares con mazas. Con el semáforo todavía en rojo cuando termina su espectáculo, acerca su sombrero a las primeras filas de automóviles. Casi todos los conductores o copilotos bajan la ventanilla y echan unas monedas en el sombrero. Todos los conductores sonríen y se disculpan en caso de no echar ninguna moneda.
Todo esto me hace recordar qué distinto es todo cuando parado en un semáforo te encuentras con personas hurañas y mal encaradas pidiendo por lavarte la luna del coche, que te maldicen si no les das nada...
Hasta para pedir hay que tener arte.
Palabra de pirata
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